Buscar este blog

miércoles, 7 de diciembre de 2011

ARTE EGIPCIO.

 

La expansión de las actividades neolíticas llevó a una creciente especialización del trabajo y a la aparición de las primeras ciudades. Con ello surgieron nuevos poderes (el político-militar y el religioso) y se configuraron las primeras grandes civilizaciones hidráulicas urbanas de Oriente Próximo: Egipto y Mesopotamia. En ellas, y sobre todo en la egipcia que es a la que vamos a aproximarnos, el arte tuvo un uso político y ceremonial, estrechamente vinculado a la magia y la religión (lo que más conservaos son templos y tumbas y no ciudades o palacios), al servicio de las poderosas clases dirigentes, sometido a estrictas normas de representación y, debido al relativo aislamiento cultural del país, invariable durante casi 3.000 años.
ARQUITECTURA
Fundamentos básicos
La arquitectura, y el arte egipcio en general, se encuentran condicionados por una serie de elementos que, asimismo, marcan las pautas de tan peculiar civilización:
  1. El medio natural: El río Nilo se convierte en el eje de la vida, su carácter cíclico delimita la vida económica (división del año en 3 estaciones: crecida, germinación y recogida de cosecha) y es el eje del transporte. Este carácter cíclico de renovación coincidía con el del Sol (salida de Horus, el Sol purificado, tras su viaje nocturno por las regiones subterráneas) lo que dio a entender que, igualmente, el difunto volvería a la vida tras su muerte. Creencia estrechamente relacionada con las creencias en el mito de Osiris, el gran dios de la vida tras la muerte, el soberano del mundo subterráneo y base del ciclo de vida-muerte-resurrección El guardián de este orden inmutable y generador era el faraón.
    Igualmente, y por otro lado, en este rico mundo agrario nace la medida, el catastro y la geometría para controlar las crecidas. Elementos de importancia suma para una arquitectura que se dispondrá en planos cuadrangulares, sillares regulares y medidas geometrizadas.
    Por otro lado, el aislamiento que proporcionaba la geografía al valle del Nilo, propició un sentimiento de seguridad y eternidad, de auténtico vergel, de tierra sagrada a los egipcios que, en cierto sentido, les llevó a un cierto distanciamiento del extranjero y a un orgulloso nacionalismo que casi podríamos calificar de egocentrismo.
  2. La religión. Tanto por la complejidad del panteón como por las creencias sobre la vida después de la muerte que condicionan las tipologías arquitectónicas fundamentalmente religiosas y funerarias. Para desarrollar el viaje al “más allá”, el ba (alma) y el ka (fuerza vital que resta junto al cuerpo) debían permanecer unidos, lo que se cumplía mediante la momificación y la estatua del doble del difunto localizados en un mismo espacio; cumplido el rito el difunto podía subir en la barca del Sol-Rah y descender al mundo inferior donde se presentaba al Tribunal de Osiris. Estas magnas tareas estaban reservadas exclusivamente al faraón.
  3. El faraón. Con una naturaleza más próxima a los Dioses que al hombre es el regulador de todas las cosas y el encargado de asegurar la protección de los dioses para su pueblo. Su naturaleza divina (los dioses que personificaban al soberano de Egipto fueron Osiris y Horus, el primero era aquel en el que se encarnaba el faraón al morir, para seguir gobernando en el mundo subterráneo; el segundo, Horus, era el faraón reinante en la tierra) y su importancia a todos los niveles aglutinará en torno a sí al resto de la sociedad, también para la construcción de sus grandes moradas, ejemplos de su poder y para las que pone a su servicio los recursos del Estado, siervos y esclavos.
Elementos generales
Es un arte hecho para los muertos, el rey y los dioses. Es decir, está pensada para la eternidad para prolongar la vida en la tierra por lo que tumbas (mastabas, pirámides e hipogeos) y templos (en ocasiones subterráneos) son las manifestaciones principales.
Utilización de materiales “eternos”, fundamentalmente piedra. Esta está bien escuadrada, dispuesta en sillares cortados geométricamente, siguiendo medidas perfectas.
Es una arquitectura arquitrabada, basada en líneas horizontales y verticales (inclinadas en el caso de las pirámides), pero nunca curvas.
Monumentalismo y colosalismo consciente en relación a la función a cubrir. Se impone la masa indestructible, eterna, estable, sobrenatural, sin preocupación por la proporción. No se utiliza la escala humana de representación, que queda empequeñecida.
Pureza de formas, masas y volúmenes (bien horizontales o verticales) que obedecen, en muchos casos, a un deseo de simplificación, al que corresponde la capacidad de abstracción y de reducción a formas geométricas simples (llevada a su extremo en la IV dinastía con las superficies puras continuas). Ejemplo de ello serían las pirámides o los obeliscos, formas geométricas puras.
Esta geometrización y simplificación hace que la simetría y la construcción siguiendo un eje longitudinal sean dos principios básicos. La duplicación de las formas, propia de una simetría axial, determina el carácter estático equilibrado de la arquitectura.
Abundante presencia de elementos decorativos, frecuentemente inspiradas en la naturaleza (papiros, flor de loto, palmeras, animales), junto a símbolos (anj) y representaciones de dioses y faraones en bajorrelieves que se aprovechan de la pureza de las superficies. Así la fusión de escultura y arquitectura alcanza unos niveles muy elevados en lo que puede ser un nexo, casi inexplicable, entre naturaleza y abstracción.
Es una arquitectura que nos habla de una gran concentración del poder en el faraón, una clara jerarquización social y una compleja organización del trabajo. Todo ello manifestación del poder de un pueblo y su faraón.
Materiales constructivos
Dependiendo de la cronología, en el Egipto predinástico y primeras dinastías, se construyó con cañas, madera y adobe. La aparición de la piedra a gran escala (Imhotep) fue un proceso consciente fruto del proceso de complejidad socioeconómica (donde se incluiría la geometría) y de cambios religiosos. Igualmente dependiendo de su finalidad se usarán distintos materiales: para las casas y algunas mastabas se usaba el adobe; en cambio el Estado se reservaba el uso de la piedra para sus grandes monumentos religiosos. En cualquier caso, Egipto contó con la ventaja de poseer excelentes e inagotables canteras (caliza de Tura, granito de Assuán, alabastro e infinidad de pórfidos y basaltos del Desierto Arábigo) capaces de suministrar a los arquitectos y escultores bloques de una magnitud que predisponía a la monumentalidad y al colosalismo.
Elementos constructivos
Gruesos muros fundamentalmente de piedra con escasos vanos y culminados en ocasiones por gola (cornisa del edificio), obteniéndose la luz como en el caso de los templos por medio de aberturas con celosías en la parte alta de la nave central. Las puertas de acceso tienen amplias dimensiones y constituyen la única interrupción efectiva de la continuidad de las paredes.
Superficies adinteladas de grandes vigas de piedra y madera para cubrir grandes luces. Sistemas de aterrazado para casas, palacios y templos.
Monumentales pilares y, sobre todo, columnas con diversos tipos de capitel: papiriformes, lotiformes, hatoriformes, que en ocasiones aparecen decoradas en sus fustes, o bien estos se encuentran fasciculados. No hacen sino recrear a las primitivas palmeras, primeros elementos sustentantes.
Tipologías
Edificios funerarios:
  1. Mastabas (Imperio Antiguo): paralelelípedo de paredes inclinadas inspirado en una casa-vivienda, que comienzan a cercarse con un muro (fachada de palacio) de entrantes y salientes. Este era, a veces, interrumpido con puertas falsas, de paso al más allá. Su interior consta de tres salas básicas: Cámara sepulcral-funeraria (tumba): puede estar a 40 m. de la superficie a la que se accede por un pozo que se cierra; Serdab, puede estar bajo tierra o en la superficie y aquí es donde se guarda el KA, al que se le depositan las ofrendas. Decorado con escenas agrícolas, cacería, costumbres, ceremonial, histórico, etc. El cuerpo momificado y el Ka aseguraban que el alma, BA, viviera eternamente. Una vez cerrado herméticamente el serdab se producía el hechizo: el Ba se introduce en el Ka; Capilla: cámara del tesoro que se sitúa en el lado este de la mastaba. Decorada con relieves policromados con escenas de la vida del difunto; que servía para recordarlo en determinadas fechas. Era el único lugar al que se podía acceder. Ya en este período comenzaron a construirse mastabas para nobles y es a partir de la 3ª Dinastía cuando comienzan a construirse verdaderas ciudades de muertos, con calles formadas por mastabas.
  2. Pirámides (clásicas, acodadas, escalonadas). Imperio Antiguo y Medio (en este caso con modelos más modestos y económicos). Las pirámides fueron la tumba real típica del Imperio Antiguo (1575-2150 aC).Surgidas de la superposición de mastabas de base cada vez más reducida (pirámide escalonada de Zoser, faraón de la III Dinastía, en Saqqara), fueron posteriormente de perfil quebrado (pirámide de Dachur), para llegar a ser regulares durante la IV Dinastía (2613-2494 aC): pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos. Éstas, construidas con grandes bloques de piedra, son las más espectaculares (I) de Egipto -la de Keops mide casi 150 metros de altura- que albergan una pequeña cámara para el ajuar en su interior, y otra sepulcral bajo tierra, a las que se accede mediante estrechos pasadizos que se ciegan para evitar su expolio.
    Junto a cada pirámide se levantan un templo funerario y una calzada que lleva al cercano Nilo, donde se construye otro templo y otras dependencias. Además, alrededor de las principales, se edificaron otras más pequeñas para enterrar a las reinas y los familiares, aunque ninguna alcanzó la magnificencia ni la calidad de estas tres.
  3. Hipogeos (tumbas excavadas en la roca). Imperio Medio y Nuevo. correspondían en principio a sectores más modestos de la población. Sustituyeron finalmente a las pirámides, y alcanzaron su esplendor durante el Imperio Nuevo (1552-1069 aC), en el Valle de los Reyes y de las Reinas. Consistían en un corredor descendente que llegaba hasta la sala del sarcófago, aunque podían disponer de otras salas cuyas paredes se decoraban con pinturas y relieves. El hallazgo de una tumba completa, la de Tutankhamón -faraón menor y de reinado muy corto-, nos da una idea de la riqueza de los ajuares reales.
Edificios religiosos:
Templos abiertos y subterráneos (speos; hemispeo si está excavada sólo la mitad):
  1. el funerario dedicado al culto del faraón difunto, construido lejos de la tumba para evitar la localización de los sepulcros y evitar los saqueos. Integrados en el conjunto del enterramiento, solían ser de planta cuadrada con antecámara y sala hipóstila, donde se sometía el cuerpo real aun complejo ritual de purificación y momificación. Finalizado éste, la comitiva ascendía por una calzada hasta el santuario, donde un pasadizo llevaba a una sala hípetra en la que los sacerdotes celebraban los oficios antes del entierro definitivo en la tumba. Una cámara de ofrendas completaba el conjunto fúnebre. Otro tipo de templo funerario se excavaba en la roca, a imitación de los hipogeos. Es el speo, con ejemplos destacables como los de Ramsés II (XIX Dinastía) y su esposa Nefertari en Abu Simbel, con pilones y estatuas colosales de éstos tallados en la roca. También destaca el speo de la reina Hatsepsut (XVIII Dinastía), en Dayr al-Bahari (Tebas), con tres terrazas y columnas protodóricas.
  2. templo de culto dedicado a un dios, donde se alojaba y veneraba la imagen de la divinidad: el santuario (éste era el final del recorrido, el lugar más recóndito y oscuro, la sala de menor altura y a la que podían llegar menos personas). Su estructura -fijada en el Imperio Nuevo- se basa en una larga avenida que lleva a la fachada y que está flanqueada por esfinges o carneros esculpidos, que representan a Amón. En la fachada -un muro es trapezoidal en talud llamado pilón, con hendiduras para colocar los mástiles-, se abre la puerta ante la que se colocan obeliscos y estatuas de los faraones.
    Al franquearla, se encuentra un patio rodeado de columnas, la sala hípetra, el único lugar del templo al que podía acceder el pueblo. Después, la sala hipóstila -cuyas numerosas columnas sustentan el techo adintelado- daba acceso a otro espacio menor donde se encontraba la barca sobre la que solía y exhibirse el dios en las grandes ceremonias y, finalmente, había una capilla pequeña con el tabernáculo, que guardaba la imagen de la divinidad. A esta última sala, núcleo fundamental del templo, sólo podía acceder el faraón o el sacerdote en quien se delegaba tal función.
    Como se ve, las partes del templo siguen un eje de simetría, con techos decrecientes en altura y con iluminación cada vez más tenue según se avanza en su interior. Allí, el acceso es cada vez más restringido, en un claro símbolo de la progresión espiritual del fiel en una vida y un mundo concebidos como un largo caminar, similar al recorrido cotidiano del dios Sol en su barca celestial.
    En este tipo de templo destacan los de Tebas -actual Luxor-, consagrados a los dioses Amón, Mut y Khons -en el conjunto arquitectónico llamado Karnak (I)-a los que se une otro templo de Amón: Luxor.
Edificios civiles:
  • Palacios. Poco podemos decir de su organización, estructura, etc… debido a los escasos restos conservados, que no son de la monumentalidad de los edificios religiosos. La razón estriba en los propios materiales con que se realizaron (adobe, madera, etc.), a pesar que debieron ser de una grandeza comparable a muchos templos. Uno de los ejemplos últimamente más estudiados es el del faraón Akhenatón en Tell-el Amarna.
Significación
El carácter de la arquitectura está determinado por unos principios fijados en el Imperio Antiguo y que tienen una clara raíz teológica. Elementos como la geometrización no hacen sino responder como símbolos a leyes cósmicas eternamente válidas. Por ejemplo, al cuadrado, el sagrado nº 4 (puntos cardinales, esquinas del mundo, canopes para vísceras) se añade el 3, bajo la forma de triángulo isósceles. O la estructura de la pirámide asociada a los cultos solares.
El templo se presentaba en la misma línea de significaciones especiales de raíz teológica. Morada de los dioses, organizado para albergar su figura y realizar sus ritos procesionales en un deseo de infundir temor o fe a los asistentes con diversas salas que configuran distintos tipos de espacios, se concibe como una “isla” de orden frente al caos reinante, garante del eterno equilibrio entre el bien y el mal, de forma que éste debía organizarse en torno a esta idea como un auténtico microcosmos rodeado de defensas mágicas encaminadas a evitar el acceso del Caos. La estructura arquitectónica, por tanto, se encaminaba a subrayar esta idea y procuraba la reproducción artificial de la concepción del mundo egipcia. Así pues, se representaba una naturaleza dominada por la acción del Nilo: las monumentales columnas de los templos, papiriformes o lotiformes, imitaban la vegetación, y, en muchas ocasiones, se han encontrado restos de pintura azul en la base de las mismas, simbolizando el agua fertilizante del Nilo; la cubierta de las salas se decoraba con elementos cósmicos, especialmente con estrellas; y el pavimento, generalmente de piedra de color negro, en que se apoyaban las columnas era el fértil limo que personificaba a Osiris. Las defensas mágicas que aislaban el perfecto microcosmos que simbolizaba el eterno fluir del Nilo, se concretaban en los grabados y representaciones simbólicas del muro que presentaban al faraón venciendo a los representantes del Caos, generalmente animales considerados nocivos como el hipopótamo, el antílope o el cocodrilo. La protección mágica se completaba con la delimitación de un témenos o recinto sagrado al que sólo podían acceder los sacerdotes convenientemente purificados.
Igualmente la propia configuración geográfica de Egipto, en torno al Nilo como eje natural explica el recurso a la axialidad (pilonos como ejes del Templo como los valles rocosos que conforman el Nilo) o algunas formas constructivas como la sala hipóstila, eco de un bosque de palmeras.
Ejemplos arquitectónicos
Mastabas; Pirámide escalonada de Zoser (2668-2649, III dinastía); Pirámides de Gizeh (2589-2504, IV); Esfinge de Gizeh; Templo de Mentuhotep (2040, XI. Imperio Medio); Templo de Hatsepsut en Deir-el Bahari (1490-1470, XVIII. Imperio Nuevo); Templos de Amón en Karnak y Luxor (Amenofis III, 1403-1365); Complejo de Abu-Simbel de Ramsés II (1290-1224, XIX); Templo de Edfú, y Kom Ombo (ptolemaico, 332-30).

ESCULTURA EGIPCIA

Características generales
Aunque se puede hablar, como luego comentaremos, de una evolución de la escultura egipcia a lo largo de la historia, existen unos rasgos que permanecen de modo más menos constante.
1. Utilización de un canón de “belleza” ideal para la figura lo que la convierte aun más en algo intemporal y absolutamente constante. El modelo básico es la figura de pie y los módulos guardan relación con la mano y el brazo, el puño cerrado , el ancho de la mano y el codo. El cuerpo humano de pie mide 18 puños, o cuadrados, o cuatro codos o 24 anchos de mano. La figura sentada tiene una altura de 15 cuadrados. Inversen ha probado que cada lado de un cuadrado de la cuadrícula egipcia es siempre igual a un puño, o sea, a la anchura de la mano, medida sobre los nudillos, incluyendo el pulgar. El puño viene a ser, por tanto, el módulo de todas las proporciones. Una vez encontrado su canon, el egipcio lo mantuvo durante siglos, sin cambios substanciales, casi sin evolución. El arte fue así el reflejo intelectual de un mundo seguro de sí mismo.
2. Ley de la frontalidad y simetría (según J. Lange, cualquiera que sea la posición de la figura, un plano vertical debe cortarla por su eje medio, de delante a atrás. La espina dorsal, la coronilla, la nariz, la barbilla, el esternón y los órganos genitales deben estar fijos en un solo plano, sin desviarse hacia ninguno de los dos lados), a lo que ayudarán grandemente las formas cúbicas que dominan la representación, lo que le dará a la obra un carácter geometrizado. Primero se tallaba un bloque de piedra de forma rectangular, y después se dibujaba en el frente y en las dos caras laterales de la piedra la figura objeto de representación, dejándose en ocasiones la parte de atrás casi sin desbastar, o bien adosada a una losa. La estatua resultante era, en consecuencia, una figura destinada a ser vista principalmente de frente (ley de la frontalidad). No había necesidad, pues, de esculpir la figura por todos sus lados, ya que el objetivo era crear una imagen eterna que representara la esencia y el espíritu de la persona retratada, para lo cual bastaba una composición frontal de la misma.
3. Hieratismo. Las figuras están inmóviles, estáticas, cuando se les quiere representar andando sólo se adelanta ligeramente la pierna izquierda, pero los pies permanecen siempre pegados al suelo. Los rostros son solemnes, inexpresivos, hieráticos, con la mirada fija, perdida en el horizonte, totalmente alejada del espectador (atemporal y sobrenatural). A las figuras se las representa siempre frontales con los brazos a los lados del torso y rigidez en la nuca. El estudio anatómico, aunque proporcionado, no pormenoriza detalles, produciendo una visión idealizada.
4. “Perspectiva torcida” o “visión rectilínea”: la figura estaba compuesta a partir de 4 puntos de vista, uno frontal, otro dorsal y dos laterales que era necesario recomponer en un solo plano dando como resultado la visión de los ojos, torso y los hombros de frente, la cabeza y extremidades de perfil. Probablemente se acudió a esta fórmula para representar al faraón (y a todos los personajes importantes que se mueven a la sombra de su divinidad) de la manera más completa posible (se buscaba la eternidad frente el punto de vista transitorio). Y como las escenas describen rituales solemnes y, podríamos decir, intemporales, los artistas no tuvieron que preocuparse por la circunstancia de que su método de representar el cuerpo humano hacía casi imposible en la práctica toda clase de movimiento o acción. En realidad, la apariencia congelada de la imagen parece particularmente apta para expresar la naturaleza divina del faraón; los mortales ordinarios actúan, él se limita a ser. Cuando es necesario describir cualquier actividad física que requiere esfuerzo o impulso, el artista egipcio no vacila en abandonar la proyección mixta si es preciso, porque dicha actividad corre siempre a cargo de subalternos, cuya dignidad no necesita ser mantenida. Por tanto el estilo egipcio de representación de la figura humana parece haber sido creado específicamente con el propósito de traducir en forma visual la majestad del monarca divino; debió ser obra de alguno de los artistas que laboraban en la corte. Y nunca se perdió su sabor sagrado de ceremonial, ni siquiera, cuando en tiempos posteriores, hubo de servir a otras finalidades aparte de las originarias.
5. Composición ordenada (en el caso de los relieves). La superficie de las representaciones, se divide en bandas horizontales o registros, y cada figura se apoya sobre una línea o faja que indica el suelo.6. La concepción del espacio. La única distancia mensurable en las representaciones bidimensionales egipcias es la paralela al plano de la superficie, quedando anuladas la distancia perpendicular y la oblícua. Si estas distancias se llegan a captar el método utilizado es el de superposición , situados en hilera. Según Norberg-Schulz el egipcio no llegó a tener un concepto cognoscitivo del espacio sino un concepto existencial que está determinado por los centros, por los lugares y por los caminos que los unen.
7. “Perspectiva jerárquica”. La figura del soberano ha de poseer la máxima perfección y ha de cumplir el canon de proporciones y su figura ha de destacarse por sus dimensiones
Materiales
Piedra (caliza, granito, diorita), madera, y, en menor proporción, el metal. Las superficies se pintaban; los ojos eran piezas incrustadas de otro tipo de material, como el cristal de roca, que realzaba la apariencia de realidad que pretendía transmitir la estatua. Para las estatuas de dioses fundamentalmente se utilizaban ricos materiales como oro, marfil o piedras preciosas por lo que se han conservado pocas de sus imágenes
Temática
Las principales representaciones son imágenes y retratos de dioses y faraones, pero también se han conservado esculturas de funcionarios y de personajes del pueblo, sin olvidar los animales, que representaban a muchos dioses. En el caso de estos últimos, y frente a dioses o faraones, las figuras aparecen más “humanizadas”, con una mayor carga de realismo, lógico si se piensa que ya no se representa a un ser sobrenatural sino a alguien que espera ser reconocido por su apariencia. Hay por tanto una cierta dualidad entre un arte “oficialista”, de reglas frías y menos creativo, y otro privado
En los relieves de las tumbas igualmente aparecían escenas costumbristas de caza, pesca, tareas agrícolas, etc. donde se representaban a los trabajadores en sus diversos oficios y a las mujeres ocupadas en sus tareas domésticas (la mayor parte de las costumbres y modo de vida de los egipcios se ha conseguido gracias a estas representaciones). Tales representaciones no fueron concebidas tanto como acontecimientos acaecidos en un momento determinado, sino como ocupaciones y oficios en general, con un claro carácter de atemporalidad y eternidad.
Tipología
* Escultura en bulto redondo
En la estatua sedente el cuerpo se estructura según dos ángulos que apenas permiten la creación de vacíos, una de las manos aparece sobre un muslo, mientras que la otra se sitúa en la misma posición apoyada sobre el pecho. En la variante del personaje de pie, éste aparece siempre de pie con la pierna izquierda avanzada y los brazos con los puños cerrados caen a lo largo del cuerpo.
A finales de la IV Dinastía se introdujo una tercera posición escultórica, tan simétrica y estática como las dos anteriores (de pie y sentadas): la del escriba sentado en el suelo con las piernas cruzadas y con los brazos algo despegados del tronco.
Es frecuente también la representación de la unidad familiar del faraón o altos funcionarios con retratos en grupo. Pueden estar de pie los esposos con las manos entrelazadas o tomando la esposa al marido por el hombro o por el brazo (demuestran el orgullo egipcio por su familia y el deseo de perpetuar en el más allá su buena fortuna terrestre). Otras veces aparece sentados o ella de pie. Más escasas son las triadas reales propias del Imperio Antiguo en la que el rey es mostrado en compañía de dos figuras femeninas.
Desarrolladas en el Imperio Nuevo son el retrato de busto (cuyo antecedente podrían ser las llamadas “cabezas de sustitución” del Imperio Antiguo) y la aparición de estatuas colosales de forma más habitual (con un papel más arquitectónico y que fueron erigidas para embellecer los templos o lo que es más importante, para la glorificación de los reyes cuyos nombres llevaban).
Finalmente mencionar a las pequeñas figurillas existentes en las tumbas. En el Más Allá, el egipcio podía disfrutar de todos sus bienes y propiedades, de ahí que fuera imprescindible llevarse todos esos bienes al reino de Osiris. Esta idea implicaba, en primer lugar, la protección de las tumbas, y por otro lado, propició la fabricación de maquetas y pequeñas figuras que representasen a los esclavos y servidores del finado que debían acompañarle al Más Allá (ushebtis).
* Escultura en relieve
En lo que se refiere a la escultura en relieve, dominan los bajorrelieves, ligados a la arquitectura como decoración de los muros, en las columnas, pilastras, sepulcros o templos o bien en estelas funerarias. Su aparición respondía a dos propósitos fundamentales: en los muros de los templos para glorificar al faraón; en las tumbas para preparar al espíritu en su camino hacia la eternidad. El relieve puede ser alzado o hueco. Es alzado cuando se excava la superficie que rodea a las figuras de manera que éstas sobresalgan del fondo. Es hueco cuando los perfiles de las figuras se graban en la superficie, pudiendo aparecer éstas rehundidas, creando efectos de claroscuro. Los relieves solían pintarse para dar una mayor sensación de realidad, siendo frecuente la inclusión en ellos de diversos detalles sólo pintados, sin necesidad de haberlos tallado previamente en la roca. Igualmente las inscripciones serán un elemento fundamental de los mismos distribuyéndose en torno a las figuras de una forma, aparentemente, aleatoria.
Evolución
El modelo básico de las convenciones artísticas, se formó a lo largo de los primeros siglos de aquel vasto período, y continuó reafirmándose hasta el final. No obstante sufrió crisis, que de haber sido tan inflexible como se suele suponer, le habría hecho sucumbir mucho antes de cuando finalmente lo hizo. El arte egipcio parece ser una alternancia entre el conservadurismo y la innovación, pero nunca permanece estático.
Imperio Antiguo (dinastías III-VI . 2955-2635 A.c.): En esta época la representación del faraón alcanza una manifestación de dominio total y a la vez alejamiento de la realidad. Esta búsqueda de perfección es menor ante el acercamiento de la realidad en algunas estatuas de príncipes y funcionarios, como las figuras sedentes del príncipe "Rahotep y su mujer Nofret cromatizadas" o la estatua de "Cheikh el –Beled" o los escribas sentados.
Imperio Medio (dinastías VII-XVII): En el sur el arcaismo de la escuela tebana propio del primer periodo intermedio desemboca en un realismo con predominio de una expresividad rica y atormentada (El rey aunque sigue siendo personaje divino su poder no sólo procede de la protección de Horus sino de sus victorias frente a los enemigos: estatuas de Sesostris III, en las que se adivina el paso de la edad y se acerca al hombre común, donde se han querido ver razones políticas, acercamiento al pueblo, y religiosas, el ka necesitaría reconocer en todas las edades vitales). En el Norte el arte arraiga más en la nobleza y en la serenidad de los antiguos talleres menfitas, herederos de la tradición e idealismo del I. Antiguo.
Imperio Nuevo (dinastías XVIII-XX. 1554-1080 a.C.): La rigurosa y severa estilización del Imperio Antiguo y el áspero realismo del Imperio Medio fueron reemplazados por un estilo cortesano en el que se combinaban perfectamente la elegancia y la cuidadosa atención hacia los detalles más delicados.
En el reinado de Amenofis IV y en los talleres reales se dá un tratamiento final a las obras que acentúa la sensualidad de las formas, como fruto de la búsqueda de una nueva definición del cuerpo humano. Las razones estuvieron en el cambio de culto a Atón, dios solar, e imaginando y proyectando una línea artística encaminada hacia esta nueva dirección, es decir, a eliminar el hieratismo tradicional del arte egipcio. Al comienzo de su reinado se utilizó un realismo casi caricaturesco, pero poco a poco fue derivando hacia un estilo de sutil belleza y profunda ternura, cualidades perfectamente ejemplificadas en la cabeza de piedra caliza pintada de su esposa, la reina Nefertiti
Se caracteriza también esta época por la coexistencia de distintos estilos que nos permiten hablar de eclecticismo. En la época de Ramses IV se recupera el equilibrio de lo clásico y la congruencia formal
Significado
Los egipcios creían que todo hombre, además de su cuerpo físico, poseía un alma, que se denominaba "ba", y un doble espiritual que denominaban "ka" (fuerza vital). Al morir el cuerpo, el "ba" continuaba viviendo en la tierra y, de noche, descansaba en su cuerpo. El "ka" del mismo individuo iba y venía entre la tierra y el otro mundo. La vida eterna dependía de que tanto el "ba" como el "ka" fueran capaces de reconocer el cuerpo al que pertenecían. Por esto los cadáveres se conservaban momificados.
De esta forma, para que el espíritu (ka) del muerto pudiera seguir disfrutando de su ambiente terreno se momificaba su cuerpo o si éste resultaba destruido, se colocaba una estatua junto con las cosas de que había disfrutado en este mundo. La tumba egipcia será una especie de inversión en tranquilidad espiritual hasta la aparición de la psicostasia, una especie de juicio donde se pesan las almas.
La figura terminada tenía que ser siempre completa, no le debía faltar ningún elemento para que pudiera cumplir su misión, ser soporte del alma para la eternidad. Igual de importante era que se representase en sus mejores condiciones físicas, por ello la mayor parte de las esculturas conservadas son hombres y mujeres idealizadas.
Estas ideas mágico-religiosas estaban estrechamente relacionadas con la creencia en que el artista creaba aquello que estaba representando (representar una ofrenda, mediante grabados en las estelas funerarias, implicaba la auténtica ejecución de esa ofrenda). En ocasiones, servía el simple hecho de escribir, de relatar los regalos que eran entregados al dios, para que éstos, en cierto sentido, cobraran entidad; los signos jeroglíficos, cuya ejecución monumental constituía indudablemente una expresión artística, guardaron múltiples similitudes con las representaciones escultóricas y pictóricas, siguiendo las mismas premisas y cánones, de forma que podían también contribuir a esa creación simbólica. En relación con estas creencias hay que citar también la importancia del nombre, cuya simple pronunciación equivalía a dotar de vida al difunto.
Junto a la religión, es indudable que hay que hablar de propaganda política, identificable en las efigies de los gobernantes y en algunos de los relieves de los grandes templos
Ejemplos
Paleta de Narmer (I); estatura entronizada de Kefrén (2530); Tríada de Mikerinos (IV); Rahotep y su mujer Nofret; Cheikh el –Beled; Escribas sentados; estatuas de Sesostris III (Imperio Medio); colosos sentados de Amenofis III o “Colosos de Mennon” (Imperio Antiguo); Retratos del faraón Akhenatón (XVIII); Busto de Nefertiti (1350); sarcófago de Tutankhamón; colosos de Abu Simbel; cabezas verdes de Berlín (Bajo Imperio, 1080-332 a.C. s. III-II a.C.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario